El proyecto europeo AGRI-URBAN liderado por el Ayuntamiento de Baena ha celebrado una reunión transnacional de las once ciudades de la red, en Mollet del Vallés. Los alcaldes de las ciudades han firmado el Manifiesto de Mollet sobre política alimentaria local y empleo, donde expresan el compromiso de los Ayuntamientos de esta red de ciudades pequeñas y medias en promover vías que sirvan para fomentar el emprendimiento y el empleo en el sector agro-alimentario.
El alcalde de Mollet del Vallés, Josep Monràs, actuó como anfitrión de la decena de alcaldes que acudieron al evento, entre los que se hallaba el alcalde de Baena, Jesús Rojano. Estos representantes de las ciudades de la red AGRI-URBAN tuvieron la oportunidad de conocer de cerca la estructura organizativa del municipio y procesos innovadores relacionados con la educación o la compra pública innovadora.
Las ciudades de la red han tenido ocasión de conocer in situ la experiencia de la finca agro-ecológica Es Gallecs propiedad del Ayuntamiento de Mollet y donde desde hace más de 40 años se desarrolla una labor pionera de producción agraria unida a la conservación de los recursos por medio de la figura de un Parque Agrario.
Una treintena de participantes han podido además profundizar en algunas de las temáticas que van a ser básicas en la creación de planes integrados de actuación en las diferentes ciudades. Entre estas temáticas cabe destacar el apoyo al emprendimiento y la celebración de festivales gastronómicos, los huertos sociales, las iniciativas dirigidas a facilitar el acceso a la tierra, la recuperación de variedades tradicionales o la transformación y elaboración de nuevos productos agroalimentarios.
Por su parte, el segundo teniente de alcalde, Francisco Garrido, indicó que la firma de este manifiesto es importante porque por vez primera desde Europa se es consciente de que las ciudades medias tienen que tener un papel más preponderante sobre la agricultura y los mercados de proximidad. «Es una incongruencia que en ciudades eminentemente agrícolas como la nuestra y las que integran el proyecto tengan que venir alimentos de miles de kilómetros cuando hay tierras fértiles que podrían abastecer esa comunidad». Garrido valora de forma positiva este punto de partida para poner de acuerdo a productores y consumidores.