El yacimiento arqueológico de Torreparedones viajó este sábado en el tiempo, dos mil años atrás, para rememorar la vida cotidiana de su ciudad iberromana, a través de una teatralización histórica, relacionada con los cultos íberos turdetanos de la época.
Una actividad a cargo del grupo Atinbelaur y organizada por la empresa Salsum Tur, con la colaboración del Ayuntamiento de Baena y la Diputación Provincial de Córdoba, en la que participaron un centenar de personas que experimentaron la sensación de viajar en el tiempo para revivir uno de los rituales que los iberos realizaban en el santuario extramuros de la antigua ciudad iberorromana.
Previamente, los actores habían recogido agua de la Fuente de la Romana que después utilizarían en el ritual y varios soldados quedaron apostados en la puerta oriental para recibir a los dos clanes que participaron en el ritual. Ambos clanes se dirigieron a la zona del foro acompañados de música instrumental y una vez allí los jefes se llamaron por sus nombres y se saludaron con gestos militares. A continuación el tambor/pandero hizo una señal para dar comienzo a la danza de las lanzas.
Allí comenzaron los preparativos para la procesión que debía llegar al santuario. Las mujeres encendieron lucernas, colocándose en orden, en fila de dos de mayor a menor. Luego los jefes de los clanes, cerrando el cortejo los hombres, colocados de dos en dos y de mayor a menor.
En el recorrido entonaron el canto “Iki elakei”, dos veces en ibero y dos veces en latín, repitiéndolo sucesivamente. Al llegar al santuario, previamente, los sacerdotes ya habían vestido el betilo sagrado que representa a la diosa tutelar, colocando una guirnalda de flores en la parte superior y habían quemado sustancias aromáticas para purificar el lugar. Allí esperaron la llegada de los fieles que portaban ofrendas de luz y exvotos que depositaron en la cella, delante del betilo, realizando cada uno su petición a la divinidad.
Al terminar esta ceremonia el cortejo volvió al foro de nuevo, en solemne procesión, para una fiesta de convivencia, con danza bastetana incluida y degustando vino de rosas y frutos secos.
Los participantes en la actividad habían realizado previamente una visita guiada por todo el yacimiento para conocer los puntos que hoy día están ya musealizados y puestos en valor, desde las propias tumbas romanas que hay en el propio centro de recepción de visitantes, el castillo medieval, el foro romano donde se encuentran el templo, la basílica jurídica, el pórtico norte con sus estatuas imperiales, la curia y el mercado que está junto al decumano máximo.
Sin duda, el santuario es uno de los puntos más interesantes de todo lo descubierto hasta ahora en Torreparedones, porque se trata de un lugar de culto con raíces prerromanas que se sincretizan con la religión romana y cuya excavación ha proporcionado datos sobre el edificio religioso, de los elementos muebles relacionados con las prácticas rituales allí desarrolladas, especialmente, los exvotos de piedra que los fieles depositaban cuando eran agraciados por el favor divino; también interesa destacar que se conoce la imagen de la divinidad que se representó en forma de columna (betilo) y su nombre Dea Caelestis/Juno Lucina/Salus, que época ibérica pudo haber sido Tanit o algún teónimo indígena.