El marco Montilla-Moriles ha dado por finalizada la vendimia 2023. Y lo ha hecho con un aforo que ronda los 26 millones de kilos de uva blanca, un 35 por ciento inferior a la media de producción de los últimos años y, sin duda, el más bajo de las dos últimas décadas. De este modo, las bodegas, cooperativas y lagares de la Denominación de Origen Protegida (DOP) podrán elaborar este año alrededor de 15 millones de litros de vino, de los que algo más del 25 por ciento se destinarán a vino dulce Pedro Ximénez.
El estrés hídrico que vienen padeciendo las cepas del marco vitivinícola como consecuencia de la escasez de lluvias ha dado lugar, pues, a la cosecha más baja de los últimos años, incluso por debajo de la de 2012, cuando cooperativas y bodegas apenas molturaron 27,6 millones de kilos de uva.
En los últimos tiempos, la campaña más productiva fue la del 2003, con 86,1 millones de kilos, una cosecha que permitió elaborar 14,5 millones de litros de vino, de los que 1,5 millones se destinaron a vino dulce Pedro Ximénez y 507.000 litros, a vinos jóvenes. Por su parte, el año 2022 cerró con un aforo de 29,02 millones de kilos de uva, cifra que ya representó un descenso de más del 5 por ciento con respecto al año anterior.
Como contrapartida, la zona Montilla-Moriles ha disfrutado de una vendimia marcada, fundamentalmente, por la práctica ausencia de plagas y enfermedades de la vid, tal y como puso de manifiesto la ingeniera agrónoma Ángela Portero, responsable del Aula de Viticultura del Consejo Regulador, que reconoció que solo se han detectado “focos poco importantes” de oídio, una enfermedad criptogámica provocada por la especie Erysiphe necator que se conoce popularmente como “ceniza”, “gangrena” o “tizne” y que ataca especialmente los pámpanos y los tallos más jóvenes de las cepas.
FUENTE: DIARIO CÓRDOBA