El Domingo de Ramos estuvo protagonizado por la lluvia. La Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén acompañado por los cientos de pequeños cofrades no pudo hacerse como es habitual tras la celebración de la Eucaristía, el cielo encapotado no daba tregua y la cofradía decidía posponer una hora la salida.
Pero no hubo suerte y a las 12 del mediodía la lluvia seguía cayendo. Los niños con sus palmas y ramas de olivo en las manos, mostraban su tristeza y decepción en sus inocentes rostros, por ello, la organización decidía esperar hasta las 16 horas de la tarde a ver qué pasaba, ya que las predicciones daban una ínfima tregua a esa hora.
No obstante, ante lo que pudiera pasar, las imágenes de Jesús en su Borriquita y Santa María del Amor fueron colocadas junto al altar y ante una emocionada iglesia recibieron los emocionantes sones de la banda de música. Finalmente, a la hora prevista y desafiando a la lluvia, la procesión salió a la calle y aunque se redujo el recorrido pudo concluir su estación de penitencia.