El precio del aceite de oliva está ya rondando los máximos históricos que se marcaron hace justo una década (en 2007). Entonces, se alcanzó el nivel más alto de la historia para el oro líquido y se creó una crisis de consumo: el precio repercutido en la cesta de la compra era tan alto que muchos clientes optaron por otras grasas, lo que provocó una gran crisis en el sector.
Esta semana, el precio del aceite virgen está ya en los 3,80 euros, un nivel desconocido desde 2007 y diez céntimos superior al récord marcado hasta ahora a final de enero. El litro de aceite virgen está en 3,70 euros y el de lampante en 3,60. Los expertos coinciden en que son niveles muy altos y confían en que el consumo no se retraiga ahora como ocurrió en 2007, cuando los consumidores dieron la espalda.
De hecho, y a diferencia de lo que ocurrió en 2007 y durante la sequía de 1997 (cuando los precios se situarán entonces en 500 pesetas el litro), los expertos consideran que lo que ha aumentado ha sido el consumo mundial del aceite de oliva. Por eso, y por una campaña algo más corta de lo esperado, los precios no paran de subir. Fuentes del sector insisten en que se prevé incluso que se pueda acabar rebasando la barrera psicológica de los cuatro euros por litro de virgen extra.
Otro factor que está provocando la escalada de los precios es la escasez de existencias en los almacenes. Las fuentes señalan que las existencias almacenadas no llegan ni al 30% de las que había el año pasado. Esto lleva a algunos operadores a sacar con cuentagotas el aceite nuevo y al hacerlo a un precio muy superior al de la campaña anterior.
FUENTE: CORDÓPOLIS